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m@rí@g@stronomí@; un viaje gastromusical, o musicogastronómico..., o de que por mucho que os cuente, mejor que lo veáis por vosotr@s mism@s:

viernes, 9 de noviembre de 2012

Un menú perfecto en el cambadés Pandemonium.

En la bella villa de Cambados, a tiro de piedra de su zona vieja, en la calle Alvariño, se encuentra este apetitoso negocio. Se trata de un restaurante en el que realizan una cocina contemporánea basada principalmente en los magníficos productos de la zona. El resultado de su oferta se plasma en una carta plagada de platos ligeros, refinados, sabrosos y equilibrados.
El título de esta entrada dice mucho, sobre como he encajado el menú que allí ofrecen por 43€ (iva inc.). Disponen además, de una carta sin excesos de platos, pero variada y contenida en los precios; sobre todo teniendo en cuenta la calidad del producto y la precisión en la ejecución de sus preparaciones.

El local agrada, tiene encanto y está en perfecta consonancia con su oferta. Sorprende que la entrada al mismo, funciona como una pequeña vinoteca, en la que es posible, disfrutar de algunos acompañamientos sólidos. Desde esa vinoteca, viaja a la sala el bullicio que se cuela por el pasillo que conduce a la misma; aunque a mi me resultó de lo más agradable. Me encantó la iluminación, la decoración, el menaje y la caricia del fondo musical.

El servicio, aparte de amabilidad transmite pasión por lo que vende y acompaña la experiencia de modo excepcional. La carta de vinos, con los caldos gallegos como bandera; estaba sufriendo cambios el día que visité el Pandemonium, pero la aptitud dialogante del personal, ayuda a encontrar vinos adecuados a los gustos del comensal.

En plena temporada de setas, comenzó el menú con unas senderuelas confitadas y unos níscalos escabechados. En el caso de las primeras, sucedió uno de los maridajes más místicos de cuantos he disfrutado (ya desvelaré al final de cual de trata) y, en el caso de las segundas, disfruté de uno de los grandes bocados que cualquier aficionad@ al mundo de los hongos y setas, debería probar. No tardaré en dar mi receta para preparar los níscalos al escabeche.
  
Estos dos bocados, cuidadosamente emplatados, han ido a cuenta de la casa. Detalle a tener en cuenta, como una conveniente declaración de intenciones, que la clientela debemos valorar.








Justo después llego la vieira en salazón con helado de piquillo. Untuoso, sabroso, sorprendente hasta en su plasticidad.


Luego, con la menestra sobre cuajado de queso San Simón, llegó el silencio, la emoción, la sorpresa y una especie de eufórica satisfacción. Rianse ustedes de la Gargouillou de Brass.

El bonito sobre crema de pimiento verde, con crujiente de pan, mantuvo el listón ¿Sería por tratarse de un bonito listado? ;-)


La caldeirada de salmonete, llevaba una guarnición de lujo, a cargo de unas estupendas cantarelas. Género de primera, cocinado de primera. Un plato suave, pero sabroso al fin y al cabo.
Por último, el steak tartare. Pocos he probado que me hayan gustado tanto y lo más curioso es que fue un espontáneo ofrecimiento a cargo de la casa. El menú incorporaba un tataki, que seguramente no habría estado mal, pero el tártaro estaba insuperable.





Tanto el Cremoso de chocolate y sorbete de manzana verde, como la Tarta de queso, resultaron ser unas sobremesas excepcionales, sobre todo en el paladar. 


Debo confesar que el hecho de observarme en compañía de un tinto de la D.O. Rías Baixas, me producía cierta inquietud; debo advertir que pese a no encontrarse dentro del corte de vino del que suelo suelo hacer uso -si es que existe un patrón al que agarrarse, dentro de mis gustos-, la cosa funcionó a a las mil maravillas. 
Pero en la etiqueta de la botella, producida por Forja del Salnés, se puede leer "Tinto de mar" y algo tan complicado de explicar, se percibe muy bien durante la degustación del vino en si. Acidez, mineralidad, especiado, floral y con un característico toque salino, que engancha copa tras copa. Interesante y recomendable de cara a disfrutar de su carácter diferenciador.



Espero que os haya gustado; valoro cada vez más estos rincones donde todavía se puede disfrutar de una sesión de buen comer, sin renuciar al detallismo, partiendo de rangos de precios asequibles, aunque sólo sea para ciertas ocasiones. Donde aún existe la opción de seleccionar platos de una carta, sin que un menú imponga un precio y una cantidad de alimento que no siempre se esté dispuesto a asumir -aunque en este caso no la haya escogido- a modo de barrera.


Espero además que os guste la compañía musical en la que os dejo hasta nuevo aviso. Se trata de una canción meláncolica y emocionante a cargo de Win Mertens, que ineterpreta y dirige, al tiempo que nos deleita con su sobrecojedora voz. 

COCINA: ****1/2
SERVICIO: ****

LOCAL: ***1/2

BODEGA:**1/2

PRECIO: ****1/2

TOTAL: 19 DE 25

8 comentarios:

  1. Pero no os cansáis los gallegos de tener menús impresionantes a 40 euros??
    Tienes coj...es
    Harto me tenéis, harto!!!!!!!!
    Personalmente me parece una formula mágica, mi formula.
    Bajar un escalón de los estrellados y robarle al menú 30 o 35 euros y dejarlo así asequible.
    Amo estos menús, cada vez mas....
    También amo los menús de 25 euros buenos, ese también me parece el futuro.
    Y se puede hacer, a las pruebas me remito...

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  2. Por cierto María, aun no nos conocemos demasiado, pero mis tres primeras frases del comentario eran de coña

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  3. Lopez, ya había pillado el chascarrillo...

    Voy a enfatizar, que esa menestra es de las mejores que he probado en mi vida y que la tarta de queso estaba buena de pelotas. Por lo demás, producto de calidad muy bién tratado. Un lujo y si, yo también opino que los menús de 60 a 80 euros, pocas veces logran subir el escalón para estar a la altura de ser considerados superiores a los que ofrecen establecimientos como este. Estoy diciendo esto sin tener en cuenta la RCP; si de verdad se tiene en cuenta; subir ese escalón, rara, muy rara vez; merece la pena.

    Un fraternal saludo y bienvenidas sean tus coñas.

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  4. El pasado verano estuve dudando si mover el culo un día desde Santiago a Cambados e ir a Pandemonium, que lo tenía pendiente. Al final pudo la comodidad... y lo mucho que Santiago tiene que ofrecer, pero ahora me haces arrepentirme (sí, eso que no vale para nada ;-)). Tomo nota y hago propósito de enmienda.
    Antes de irme, un viva por ese caíño y por los vinos de Rodri Méndez en general. Y sí, son vinos de mar; quien los bebe lo entiende.
    Ah, un puntazo poner ahí a Mertens. A la altura del menú y de la estación.
    Un abrazo.

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  5. Jorge, un puntazo es el tenerte por aquí. Lo dicho en estos tiempos la RCP juega un papel crucial y el ofrecer al cliente varias posibilidades; es una manera de lograr una experiencia óptima.

    En el Pandemonium, los precios de los postres y de algunos entrantes todavía no obligan a que estos tengan que ser compartidos a la fuerza y el precio al que venden el agua no triplica el que te cobran por la misma agua detrás de cualquier barra, como sucede en la mayoría. Son pequeños detalles que debemos vigilar.

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  6. Buena pinta, sin lugar a dudas.
    Goliardo Caiño una pasada. Yo por fin estoy a punto de recibir el nuevo tinto de Rodrigo: El Barredo, ya te contaré.

    Saludos de la tierruca

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  7. Ankabri y eso que me da miedo pedir 2.008; pero este se portó a las mil maravillas.

    Besos.

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