m@rí@g@stronomí@

m@rí@g@stronomí@; un viaje gastromusical, o musicogastronómico..., o de que por mucho que os cuente, mejor que lo veáis por vosotr@s mism@s:

lunes, 29 de julio de 2013

RESACA

En el abrupto sentir de mi conciencia, se pierde el descanso de los buenos recuerdos  en una maraña sentimental de sofocos etílicos, cuadros de desgaste físico severo y nebulosas que rodean los más absurdos e inútiles tormentos mentales.
Un poco de dolor no está mal de vez en cuando, va en el vivir,  ayuda a tomar consciencia de la propia existencia, induce al respeto por unas consecuencias irremediables y suele ahuyentar las ansias de perseguirlo.
 Durante  el humillante desprestigio en el que suelo precipitarme, acorralo a mis bestias para dejar que me devoren.


 Roto el espejo, decidme donde está la luz; caminaré hacia ella.

miércoles, 24 de julio de 2013

"Gran Menú" en Casa Solla.


Un restaurante para ocasiones especiales debe lograr que las ocasiones en que los disfrutas sean especiales. La primera vez en la cual en golosíalímite nos dejamos caer por este afamado local, consiguió serlo. Así, que sin más dilación, os recomiendio continuar leyendo acompañados de la música de John Coltrane y su impronunciable Acknowledgement:


Casa Solla, en San Salvador de Poio -Pontevedra-, es un local que roza la perfección; en el exterior, piedra, sombra a cargo de un parra, óxido, fuentes que murmullan, un jardín que invita a hundirse en sobremesas estivales y tranquilidad, mucha tranquilidad. En el interior, madera, espacios abiertos y paredes de cristal encargándose de que el espacio sea confortablemente luminoso. Un gran escaparate permite ver parte de la actividad de la cocina y una sala en la que el servicio puede realizarse y lucirse en sus labores. Menaje categoría summun, servicio rodado, atento y dispuesto a que el cliente disfrute como hemos disfrutado nosotros.
Hay muchos motivos, aparte del económico, para no acercarse demasiado por este tipo de locales (de ahí que este blog se ocupe con especial ímpetu de  esas casas con encanto y gratitud en rangos de precios menores), pero cuando lo que su oferta promete, se cumple; rozar el cielo es una bien hallada recompensa.
La carta de Casa Solla incluye tres menús, una buena lista de entrantes, pescados, mariscos, carnes, tabla de quesos y postres. Pocas he visto más francas y mejor estructuradas; aunque con esas características se puedan encontrar unas cuantas a mejor precio.  
Celebrar el fin de las vacaciones es cosa seria y ha de hacerse en buena compañía y, pudiendo ser; con algo de lo que se ha ahorrado para tal ocasión, listo para ser invertido en felicidad. El hecho de que en plena faena, la concurrencia se emocione y ese canto del cisne vacacional, cueste más y más euros; no deja de ser señal de la emoción de la cual nuestro gastroblogger favorito se ha ocupado a lo largo de cientos de entradas.

Sentados en mesa, tras haber sido recibidos y colmados de atenciones por las labores mecánicas que el servicio ejecuta desde un nivel de dificultad 10, las ansias de diversión de los 5 comensales que ocupábamos la mesa, consiguieron hacernos ojear la carta de manjares un par de veces e ir al grano en la de bebidas. 
Alguien en mesa solicitó una manzanilla para comenzar y contagió al resto de inmediato. Así como quien no quiso la cosa, estábamos disfrutando  de un buen Jerez servido en una copa adecuada. La Bota nº 32 de Equipo Navazos; gran Sherry; que deja una agradable sensación de intensidad y equilibrio, sin los dejes acuosos que denotan los Sherrys de rango menor.
Comenzó este festival con ganas de pasarlo en grande y, en consecuencia, con apuestas fuertes; el Gran Menú compuesto "por 20 pases" de la cocina de Casa Solla y tres vinos de contrastada solidez; un Viña Moraima del '08, un Rías Baixas elaborado en Barro; otro acogido en la misma D.O.,el GOLIARDO Caíño del '10 y un Ribeiro, el VX primo caco de Gomariz elaborado en Bodega María Álvarez Serrano. Daré cuenta sólamente del primero de ellos, como es costumbre, al final de la entrada.
Los tres gallegos, escogidos así por casualidad y los tres geniales. Pero habría que aclarar que el blanco con el que se comenzó dejó de un modo unánime, las mejores impresiones. También cabe señalar, que dado lo triunfal del menú, rematamos el mismo con Champagne y es que las grandes victorias, requieren grandes celebraciones ;-). Por cierto, ninguno con mejor RCP, que el gran reserva de André Clovet. 

La carta de vinos está a la altura; bien estructurada, con una cantidad de referencias sobresaliente  y con precios variables. Me explico; algunas botellas con precios algo exagerados -inflados si se prefiere- y otras, sorprendentemente comedidas en el mismo y más si se tiene en cuenta el pedazo local en el que van a ser consumidas.
Cabe señalar que el servicio del vino es óptimo y el servicio en general, nos pareció, como poco, impecable.

Para que un menú de 97€ fructifique de la manera deseada, ha de partir de grandes productos y de innumerables detalles que los eleven más y más; los cuales sucedieron de principio a fin. No suelo ser favorable a solicitar menús degustación que se pasen del número de platos ideal (aperitivo, dos entrantes, dos principales y dos postres), pero en esta ocasión, ha merecido la pena. 
Para ello lo son todo los tiempos de servicio, la atención del mismo y las cantidades. Bocados y raciones ridículas, no sacian la golosialimte de la que, por aquí, solemos hacer gala. Cantidad y ritmo; como en las grandes comedias; sin olvidarse de que la mesa manda y se pueda solicitar alguna que otra parada técnica.

Los aperitivos fueron llegando a la mesa uno tras otro y nos prepararon para el menú sin demasiada paja.
Un dedal de exquisito caldo de mejillón escabechado, un tomate cherry bloody-maryzado un curioso pan con aceite, camarones crujientes que junto con la manzanilla de la bota eran néctar divino, un entretenido trampantojo de huevo sin huevo o una rica rica croqueta de jamón para comer con cuchara.


Navaja en ceibiche cremoso de pomelo. Un cebiche pasado por sifón dotado de la espasmódica acidez del pomelo, en contraste con una  navaja pletórica en su jugosa mordida. Me encantó.


Corneto de verduras; cualquier sensación que os deje la imagen, es insuficiente en relación a lo disfrutable que ha resultado este corneto. Perfecto, veraniego, fácil de comer con un helado riquísimo y muchos sabores bien conjugados. He criticado en alguna ocasión la actual costumbre que han adquirido en muchos restaurantes que nos hace comer con las manos platos imposibles; pues esto no tiene nada que ver, todo es lógico y agradable.

Un bonito muy bien acompañado. A estas alturas tod@s nos habíamos alegrado de haber solicitado este menú que estaba cumpliendo con eso de ser un "Gran" Menú. Precioso cuenco, además.

Cremas de  guisantes c/ jamón ibérico. El jamón podría ser ibérico, como no serlo. Del soporte-plato...- horrendo como el sólo, no hablaré más; pero el conjunto resultó una fresca e interesante revisión de los guisantes con jamón de toda la vida.

Sopa de tomate picante con navajas, algas y berberechos. Rica, rica; cargada de buen producto, pero con un punto picantón poco apto para el verano.

Yema de huevo en pomada con yemas de espárragos. Sabroso, con esa melosidad y sensación que dan dos productos tan únicos, como única resulta su combinación. He probado algún plato con estos ingredientes en concurso, más efectivo; pero este fue el que disfrutamos ese día en Solla y nos sentó genial.

Mero, puerros, ajos y cebollas. Probablemente el mejor plato del menú y no estoy diciendo que fuese el que más me haya gustado -que también-; sino que como una sacerdotisa que dicta cual es el buen gusto universal; sentencio que este plato merece incar rodilla al suelo. 

Bacalao con sus callos. Bien, buen miniplato de gelatinoso pescado.

El bogavante "ibérico" entra en concurso con el mero, en un duelo por ser el plato más flipante de la velada. Tremendo pedazo de gloria en medio de un menú tan largo, es muy de agradecer. 

Bocata de pepito de vaca. Una masa tan crujiente como insípida con una especie de tártaro de carne en el interior, para comer de un bocado. No lo entendí, ni me gustó; bueno, mejor decir que no estuvo a la altura; por que comer, me lo comí...

La cacheira viajera. Una especie de prensado de cacheira, pensado para comer con las manos que resultó agradable, pese a que no me pareció la preparación más adecuada para rematar tan magnífico menú. 

Unos quesitos previos al postre para continuar en el olimpo un rato más, mecidos en el regazo de Baco... (podeis reiros; la chorrada está escrita a propósito, no es que me haya metido en vena 440 mg de horteril).


Aperitivos dulces previos al postre, como la piña colada, unas gominolas, un remarcable cítricos -imagen superior- y por fin las cerezas con hierbaluisa y muesli crujiente. Buen postre con unas estupendas cerezas  coronando una crema fresca y opulenta a la vez. El muesli aportaba textura crujiente y poco más.


Paisaje de verano, fresco, aromático, cromático y etéreo final. Chapeau!


Todavía faltaban los chocolates para acompañar el café . Impresionante y fastuosa selección de chocolates que si lograron colmar mi chocoadicción con dulces sabrosos, divertidos y elegantes. Una selección de pettit fours, difícil de igualar.

La sobremesa estuvo a la altura del menú, con un Cognac de quitar el hipo en mi caso, Gin Tonics, en otros, sonrisas de oreja a oreja en todos y una grata compañía, que es lo que a fin de cuentas más he de agradecer.

Como lo prometido es deuda; que nadie le pierda la pista a este vino del que he comenzado a hablaros unos cuantos  párrafos más arriba; el viña MORAIMA. 
Le sientan muy bien los años a este albariño, producido no muy lejos del restaurante posteado; en el alto Salnés, por una cooperativa llamada Adega Moraima. Cepas viejas y mucho mimo a cargo de sus elaboradores, logran un vino pletórico; glicérido con una intensidad en nariz destacable, una acidez perfectamente equilibrada y buena estructura. Un regalo disponer del mismo, en carta a menos de 20 €.
Rematamos con un vino gallego y con jazz hecho en Galicia; os dejo en directo con Xacobe Martinez Antelo (si, el de MARTELO) al contrabajo, L.A.R. Legido a la batería y Manolo Gutierrez al piano; SUMRRÁ:


COCINA:   ****1/2
SERVICIO: ***** 
LOCAL:    *****
 
BODEGA:   ****1/2
 
PRECIO:   **1/2

TOTAL: 21,5

viernes, 19 de julio de 2013

Loxe Mareiro


Comienzo esta entrada a la inversa, para que Herbie Hancock y sus formidables acompañantes, os inunden con su Cantelope Island, mientras devoráis la entrada que, a continuación, podréis leer:


En el paseo marítimo de Carril, parroquia perteneciente a Vilagarcía de Arousa, conocida por su actividad marisquera y, en especial, por la exaltación de su archiconocida Ameixa de Carril; se encuentra este restaurante, local, espacio gastronómico, casa de xantares, taberna, o como sea que queráis llamarlo, nombrarlo, denominarlo, definirlo... 

Para mi, más allá de que esté capitaneado a los fogones por el reconocido Iván Dominguez y los exitosos fundadores de Abastos 2.0, este no deja de ser un sitio encantador y pintoresco en el que saciar nuestra golosialimite.
El marco de belleza en el que se encuentra, no da lugar a dudas de su potencial encanto; el hecho de que disponga de tres espacios diferenciados (terraza exterior con bancos corridos y mesas individuales, mesas interiores y mesa del chef), es, sin duda un atractivo para el público. Para quien escribe, esto tiene poco de novedoso y sencillamente, acoge la idea como un concepto -o modelo- de negocio, particular. Es que esto del royito enxebre, ya lo tengo en casa de mis abuelos y ni me va ni me viene; claro que habría que verse en ojos de un urbanita, para ver lo que se siente desde otra perspectiva. No es el caso.

Tras el espectáculo de poder tomarse unos bocados de algo que estará bueno si o si, viendo el atardecer, respirando mar, piedra, salitre, oyendo el murmullo del mar, además de un fondo musical acorde; está la cercana atención de unos esmerados profesionales.
Ofrecen en su carta de vinos, una selección destacable por su fenomenal RCP, dominada casi absolutamente, por los vinos gallegos y en el apartado sólido; platos de estricta temporada, frescura y calidad. De todo lo degustado ese día, me quedo con la idea de preparaciones sabrosas y salubres. Dejados en manos del chef, nos abandonamos al disfrute en modo bacanal. 

Dejaré, en esta ocasión, el labor descriptivo a unas cuantas imágenes tomadas con poco arte, pero con cariño:
Una Mise en place particular.

Hambre, siempre hambre!!!
Hermoso atardecer...
Aceitunas & aceite Eidos de Iria.
Pan de dos cereales elaborado con agua de mar.
¡Ostras!
Memorable ¡SABOORRRRRRRRRR, UH!.
Su salpicón de rape. Le auguro éxito a este plato.
Bonito, muy bonito...
Salmonetes,¡Rock&Sea!
¡Coma puños!
Este bicho entero en salsa de Codium, también nos lo zampamos...
Postsargazo; ¡A la rica carne, para zampar con las manos!. 
Fresas con fresas y con nata.
Piña colada por mi.
Entre los vinos que acompañaron las anteriores viandas Salvaxe de Xosé Lois Sebio elaborado en Bodegas María Álvarez Serrano; un espectáculo del que daré cuenta en otra entradita. Habría que matizar que el listado de vinos a disposición del cliente, sólo a base de de vinos gallegos incorpora, al menos, una excepción "champagnesca"...
Debería haber un Loxe Mareiro en cada pueblo. Pena que este quede tan lonxe...

COCINA: ****
SERVICIO: ****
LOCAL: ***1/2
BODEGA:**1/2

TOTAL: 15 de 20

miércoles, 10 de julio de 2013

Pepe Vieira Camiño da Serpe

En Raxó, a unos 5 min. del turístico Sanxenxo, se encuentra este restaurante  en un megaedificio rodeado de naturaleza y dotado de unas vistas a tener en cuenta.
El local es espectacular e invita a relajarse, a dejarse caer por el mismo un buen rato antes de sentarse en mesa, bien para contemplar sus exteriores, o bien para acomodarse en uno de los cómodos sillones de su espectacular hall, mientras se observa la actividad en la cocina  a través de una enorme cristalera.

Un espacio pensado para la celebración de eventos varios -supongo que bodas en su mayoría-, pero en el que el comedor está aislado, perféctamente iluminado, con buen fondo musical, dispone de vistas al exterior, un espacio entre mesas brutal y las unas de las sillas más cómodas jamás inventadas. Las mesas están impecablemente vestidas y el menaje es de alta gama y adecuado en la mayoría de los casos.
Invitan a los clientes osados -o al menos en mi caso, así ha sido- a comer en la propia cocina; aún que yo decliné la invitación en pro de disfrutar de la comodidad de una mesa, mientras degustaba un gran vino y unos platos a la altura -casi lo consigo-. Doy tanta cancha al local, por que me ha parecido el mayor lujo que en Pepe Vieira ponen al alcance del cliente.

El servicio es atento y denota gran recorrido, pese a su juventud.

La bodega, contiene alrededor de 40 referencias, o al menos eso incluye la carta que yo he visto. Si me fío de las más de 300 referencias que anuncian en la carta de su web; es el local con más vinos fuera de carta del mundo mundial y parte del extranjero. No me extenderé en esta ocasión con el vino, un Goliardo Loureiro '10 de Bodega Forjas del Salnés, que, definitivamente, no me gusta tanto como el Caiño. Frescor, ligereza, barrica  prácticamente inapreciable y un toque salino que no deja de sorprender.

En cuanto a la carta, pues no tienen. Trabajan tres menús, que pretenden ser sorpresa (lo cual dificulta enormemente el maridaje), y que oscilan entre los 29€ del menú Bistró y los casi 85€ de su menú Gastronómico.
Me iría con el primero de ellos, pero teniendo en cuenta que no sabía lo que incluían; me quedé con un intermedio Menú Degustación a poco más de 65 €. Aceptaron incluirme una carne en sustitución de un pescado, hecho que agradecí, pues un único plato terrestre entre tantos, se me antojaba escaso.

Comenzó la cosa con una sabrosa tosta de sardina, tomate y trufa. Agradecida concentración de sabor, frescor y naturalidad en una tosta mini.


Delicioso el ceviche de jurel con aguacate. Un bocado fresco a más no poder. Me alucina el aguacate y en combinación con el ceviche, el aceite y las finas hierbas que lo acompañaban, surgió una grata sorpresa.

El bonito con tomate, fue más allá del bocado, sin embargo resultó un gran plato de pescado, con cierto desequilibrio ¿demasiada acidez?. No se, que no de a engaño, fue el bicho marino que más me hizo disfrutar con sus portentosos y tersos escalopes.


Din sum picante de congrio. Un intento de asiatizar nuestra cocina poco interesante; aunque rico y adictivo por estar calentito y por ese toque picantón.









La lubina estaba un pelín pasada para mi gusto, aunque en la imagen no se identifique de ese modo. El caso es que me resultó un plato insípido en conjunto; no se si por el efecto dim sum, o por que...

El steack tartare venía encima de una piedra y esta, encima de una pizarra. Estaba bueno, pero el hecho de envolverlo en un rulo crujiente que domina todo el conjunto en aroma y sabor; me ha parecido tanto un despropósito, como incómodo resulta el comérselo. Me da la impresión que se está extendiendo esto de comer con las manos en un plan muy pijo. Concibo unas croquetas, unas patatas fritas, unas tiras de pollo, el dim sum de marras... ...pero un tártaro de carne, no acabo de verlo.


El jarrete glaseadito, ya fue otra cosa. Un plato rico, al que., quizás se le agradecieran algunos gramos más.










Previo postres, se dio buena cuenta del Goliardo, con la ayuda de "Nuestra Degustación de Quesos Afinados y sus Contrapuntos". 7 quesos , de entre los cuales se erigió vencedor un Morbier que estaba de muerte.
Para el postre, una buena dosis de frescura, muy de agradecer, por eso del desgrasado. Las hierbas aromáticas, tan recurrentes en esta casa; estaban también presentes en este plato; he de confesar que me flipan y que se echan de menos en visitas a muchos locales, carentes de ese toque místico.


Es tiempo para la música y es tiempo de festivales; así que os dejaré en compañía de los Martelo. En golosíalímite, ya éramos seguidores de la banda desde unos meses atrás, pero en la parroquia de Calo -Teo-, se celebra un festival llamado Música na Noite (eso si que es un festival indie y no las etiquetas que se autoaplican la mayoría de encuentros plagados de grupos insulsos con media barba y camisa de cuadros) y en dicho festival, los Martelo fueron total satisfacción para nuestra golosía musical.
¡Que gusto ver un trío con músicos de verdad solventes con tres pares, haciendo algo verdadero, furioso, nítido, transparente, inmediato y a la vez, reflexivo, pero sin gilipolleces ni chorradas! 
Es algo difícil de ver,  e igualmemte agradecido de topar. Podría hablaros de la historia Xacobe Martinez Antelo, bajo y voz de Martelo y su faceta más popular como músico de las mejores bandas de jazz de nuestra tierra, o como acompañante en la sombra de grandes artistas, pero prefiero que lo observéis  trabajando con esta maravillosa formación.

PINCHA ESTO ES EL ENLACE A UN TEMA INTERPRETADO EN DIRECTO


COCINA: ***1/2
SERVICIO: **1/2 
LOCAL:    *****
 
BODEGA:   **1/2
 
PRECIO:   **

TOTAL: 15,5

martes, 2 de julio de 2013

BURDEOS

Burdeos es una vinoteca situada en la c/ de la playa en Sada y único paraiso vinícola que conozco en esa luminosa "ciudad".  Ayer mismo, me he dejado por este local tan especial para mi y ha sido un feliz reencuetro tras más de un año sin haber disfrutado de los vinos y conversación que Jorge, barman apasionado, ofrece a su clientela. 
Tostón de tomate, queso y anchoas.
Exquisitas croquetas caseras.
Es Burdeos, lo que yo entiendo como una vinoteca auténtica; con algún que otro vino interesante por copa, una carta bien armada (aunque se echen de menos mis amados sherrys y puede que más variedad en espumosos), buen ambiente sin tonterías en forma de pantalla LED pseudomodernillas -no hay cosa más absurda que degustar vino con el telediario de fondo, o alguno de esos programas de griterío-, pero con buen fondo musical, menaje aceptable, buen mobiliario y buenas viandas válidas para ser disfrutadas en barra, mesa alta o, más comodamente, en su comedor. Entre estas destacar las tostas de agadecido tamaño, aptas para ser compartidas, buen embutido, carnes... vamos, que quien pase hambre en el Burdeos, no tiene perdón. Tampoco faltarán licores de calidad para facilitar la digestión, así que ¡comed, comed malditos! ;-) . 

Si alguien se anima a visitarla, puede ojear las botellas que Jorge guarda en sus estanterías, o puede preguntarle al mismo; pues no es difícil encontrar cosas especiales, que, al igual que el resto; estarán además a buen precio. Ya sabéis, hay un lugar en Sada para amantes del vino, o para quien quiera tomarse una cerveza en buena compañía y con una atmósfera agradable en un local con encanto. Ni que decir tiene que un paseito por el puerto, contemplando unas vistas magníficas, sería el colofón perfecto. 

Al rico entrecot trinchado para ser compartido.
En verano abren a diario y el resto del año cierran los martes.

He dejado unas fotos, las cuales son torpe ejemplo de los manjares de los que disponen en la Burdeos, pero no se me queda en el tintero lo más importante; el San Román del 2.006 con el que casi se nos saltan las lágrimas. Había probado las últimas añadas de San Román y he de decir que me gusta, aunque entra en el corte de vino que no me llena del todo; demasiado opulento, potente y estructurado. No es el caso de este '06; los años en botella convirtieron un buen vino, en un vino maravilloso.
Necesitó casi una hora, tras su apertura para que una vez disipada la punzada alcohólica ese algo de reducción, este líquido más glicérido que nunca y con una impresionante expresividad, nos sumergiese en un mar de frutillos negros, especias y constantes dejes licorosos de lo más agradables. Sabroso, sedoso, elegante y persistente.
Para que el maridaje musical no falle y, de ninguna manera se quede corto; os dejo con uno de los grandes maestros de las baquetas de todos los tiempos. Si bien, Vinnie Colaiuta no es el el mejor baterista del planeta, no existe ninguno superior, incluso dentro del nivel extraterrestre en el que se manejan estos monstruos...